sábado, 25 de abril de 2009

DIRIGIENDO A LOS QUE GESTIONAN: LA EJECUCIÓN DE UNA ESTRATEGIA MÁS ALLÁ DE LA MERA ADMINISTRACIÓN DE EMPRESA

En segundo lugar, y más allá de las polémicas en el escenario de la demagogia política sobre la crisis, el entorno intrínsecamente empresarial tiene que ponerse en serio a hacer los deberes admitiendo “sus verdades”.

En mis seminarios y charlas insisto una y otra vez las palabras de un filósofo norteamericano, Eric Hoffer, “ .... Mentimos más alto cuando nos mentimos a nosotros mismos ..”, por la importancia de ser honesto consigo mismo si uno desea aportar lo mejor que tiene hacia el reto común. A mi entender, el 80 % de los directivos/mandos caen en esta trampa por diversas razones que no voy a desmenuzar en este artículo. Y esa actitud habrá conducido a por lo menos 3 de cada 5 situaciones de crisis en los entorno empresariales dirigidos por ejecutivos de este tipo.


Cuando decidí publicar mi libro Dirigir A los que Gestionan a finales del 2007, (ver
http://www.lulu.com/content/libro-tapa-blanda/dirigir-a-los-que-gestionan/1764357) ya vislumbraba la fragilidad de nuestro colectivo ejecutivo empresarial. Al presentar dicho libro ya dije que “El Management se convierte en este nuevo siglo y milenio en algo más que la gestión de recursos, que por sí mismo no es poca cosa, pero tampoco tan limitado como para solamente considerar lo económico. La responsabilidad principal de todo directivo, sobre todo del máximo ejecutivo de una empresa o grupo de empresas, es el de dirigir a los demás de forma colegiada, para tomar decisiones en equipo que repartan ecuánimemente las responsabilidades sobre los actores individuales en una estructura organizacional coordinada. Allí la nueva esencia del término Management en este Nuevo Milenio. Aquél que tuviera el buen hábito de disponer de equipo como apoyo en la gestión estratégica, tiene asegurada el dirigir eficazmente a los efectivos gestores con mayor optimización global de recursos.”

El libro ya contemplaba los cambios drásticos que habría que aplicar a una política errónea enfocada a un sector de la construcción ávido del beneficio sin mesura. Mi referencia a este sector hacía hincapié en la necesidad de potenciar micro-empresas que rompieran los esquemas de concentración de riesgo en grandes empresas constructoras-inmobiliarias que proliferaron a consecuencia del vacío legal creado con la derogación por parte del Tribunal Constitucional de la casi totalidad de la Ley del Suelo 1990/92. Asimismo, vislumbraba la falta de medios para implantar la nueva LOE (Ley de Ordenación de la Edificación), con grandes carencias tanto en la capacitación de los técnicos como falta de éstos para una ejecución eficaz de los correspondientes DAC (Documentación de Aplicación del Código) en vigor desde 2007. A pesar de estar en vigencia desde entonces, el cumplimiento sigue rozando niveles mínimos sin tener un mecanismo sancionador efectivo.


Las empresas en este país siguen en sus hábitos de improvisar, exigir incentivos y obviar cumplimiento de normativas. Y los gobiernos de turno consienten a cambio de mantener una paz social y evitar un desgaste electoral. Sin embargo, llegado la situación de crisis aguda como la que se está viviendo, ni unos ni otros tiene ni la valentía ni el saber hacer para afrontar estratégicamente la situación.
Como ya dije en la primera parte de este artículo donde pretendí desmontar los argumentos caducos sobre la productividad únicamente basada en número de horas presenciales de trabajo, la reforma que debe emprenderse en el seno de cada empresa debe arrancar en la cúpula. El único país que ha dado un paso hacia adelante en este asunto ha sido Alemania, que pretender imponer por ley la regulación de las condiciones de los directivos, del mismo modo que se interviene en las condiciones laborales de las plantillas de las empresas. (Ver
http://www.auswaertiges-amt.de/diplo/es/WillkommeninD/D-Informationen/Nachrichten/090312-2,navCtx=73926,__page=3.html)



Sin una acción decidida en el propio seno de cada empresa, es imposible gestionar cualquier crisis sobre la base de incentivos y subvenciones estatales o para-estatales. Lo primero que debe asumir el máximo directivo de cada empresa en su particular situación de crisis es que nadie mejor que él debería conocer los recursos que tienen disponibles, con especial énfasis en su activo humano, y cómo dichos recursos pueden contribuir a su estrategia de resolución de la crisis de su empresa. Es aplicable a cualquier empresa, irrespectivo de su tamaño, sector o ubicación.





Si es incapaz de aplicar lo que llevo una década recomendando como consultor estratégico – Millennium Synergy – en recomponer el rompecabezas particular de su empresa, entonces difícilmente encontrará la salida al laberinto en cual está metido. Cierto es que las políticas económicas de España y la Unión Europea aportarán hacia esa recuperación pero la aplicación in situ es responsabilidad única de los directivos que planifican y ejecutan tales planes de rescate en su particular situación empresarial y sectorial. Sin un firme propósito de visualizar “su verdad” desde otros ángulos, ningún directivo/mando será capaz de afrontar la transformación eficaz del talento en soluciones óptimas de la crisis.

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